Y no llego a quemarse...

 
Solo diré que no se llego a quemar.
Erase una vez...
Un nuevo año, una ya próxima navidad, algo tarde la decoración por la época, un árbol yacía en un lugar en silencio sin ser vestido de múltiples colores.
De repente... con tiempo libre...
El árbol recibió la magia.
Y no llego a quemarse... o mejor dicho, no lo termine quemando con tantas cosas encima.

Fin.